Galería Arte x Arte presenta Salto al Abismo de Alfonso Castillo. Aquí el texto de Eduardo Médici sobre la muestra:
"Conozco hace mucho tiempo a Alfonso Castillo. He tenido la oportunidad de viajar con él, hemos charlado mucho sobre la fotografía y he aprendido algo acerca del fotógrafo y lo fotografiado al acompañarlo en sus recorridas. Lugares, personajes, objetos, son registrados por el ojo curioso de Alfonso. Pero no a la manera de un turista - de alguna manera todo fotógrafo lo es - que busca retener para siempre con su cámara aquello que conscientemente va a buscar, o como un fotoperiodista a la caza del acontecimiento para documentarlo. El ojo curioso de Castillo es, casi podríamos decir, un ojo flâneur. Un ojo que flota en la ciudad, fascinado por ella, por sus rincones, por sus formas, por sus olores. Un ojo sin intención, a la espera, sin saber en qué momento su pulsión escópica será convocada.
Dije alguna vez que Alfonso Castillo hace visible ese instante en que la mirada celebra un pacto con la realidad. Y ese pacto es el que se renueva en cada muestra y el que ahora estamos viendo. Ese pacto es el que Castillo desea que veamos cuando dice: “...quisiera encontrar un espectador lúcido, activo. Un interlocutor que frente a mi obra no sólo la despliegue un poco más sino que sea capaz de preguntarse por el qué, el cómo y el quién, los grandes interrogantes del hombre”.
A diferencia de otras muestras, donde se mostraba una serie, llámese Reflejos, o Maniquíes o Arquitecturas, el autor decide dar un salto y, como él mismo dice al ser preguntado por el origen de esta muestra: “No podría explicar por qué sentí la necesidad casi compulsiva de mostrar estas imágenes aparentemente inconexas, pero juntas me provocaban la sensación de estar frente a un abismo”. Tal vez ese salto - que todo artista debe enfrentar en algún momento - sea al que el poeta Roberto Juarroz, con una lucidez magistral, se refiere cuando dice:
He llegado a mis inseguridades definitivas. Aquí comienza el territorio. Donde es posible quemar todos los finales. Y crear el propio abismo, Para desaparecer hacia adentro.Nos llevaría más espacio del que disponemos adentrarnos en cada foto u objeto y hacer un análisis que nos conduzca al imaginario del autor. Dejemos, como quería el mismo artista, que el espectador haga su propio despliegue. Basta con sentir que cada foto es una historia y cada historia un mundo. Un mundo que, para Alfonso Castillo, pareciera ser refugio y revelación."