Rey Lear (1605) forma parte de la cúspide dramática de William Shakespeare (1564-1616). Examina la tormenta que genera un anciano rey, a partir del reparto de su reino entre sus hijas, y expone crudamente las consecuencias. El desmoronamiento de su familia y su país son apenas el preámbulo del caos que se cierne sobre todos los personajes, carcomidos por mezquinas ambiciones. La lealtad desaparece, la cordura es fugaz. La naturaleza misma se vuelve brutal.
Rey Lear, como una implacable vorágine, nos arrastra a los basurales de la condición humana, donde la locura y la crueldad tienen su lugar. Sin embargo, mientras la mente de Lear tambalea, alcanza una nueva sabiduría. A medida que la traición lo devora, la lealtad aparece. En su momento más oscuro, el amor lo redime.
Una vez más, Shakespeare nos acerca el sentido de la vida. Ponemos en escena Rey Lear porque explora las relaciones más básicas de nuestra existencia, resaltando la belleza de la verdad: “Decir lo que sentimos y no lo que debiéramos decir” sigue siendo tan resonante hoy como lo fue hace cuatrocientos años.
Dirección: Martin Barreiro //