En Argentina se produce el 60 por ciento del total mundial de yerba mate y el 90 por ciento de esa producción está concentrado en la provincia de Misiones. En los años 90, la crisis del sector provocó una importante migración de trabajadores rurales hacia los alrdedores de distintas ciudades de la provincia, formándose así los barrios tareferos. Empleo en negro y esclavo, viviendas precarias, falta de acceso a los servicios básicos, trabajo infantil y otras problemáticas son parte del cotidiano de los cosechadores de la yerba mate.

Darío “Piquillo”, Sergio “Tapití” y Mauro Son hijos de familias de tareferos, criados en un barrio tarefero de los tantos que rodean la ciudad de Montecarlo, en la provincia de Misiones. Sus manos están destinadas a forjarse en la cosecha. Cada uno tiene su historia, pero hay cosas que los tres tienen en común: conocer la tarefa desde niños, criarse en un entorno de pobreza, verse obligados a dejar los estudios y comenzar a trabajar entre los 12 y los 16 años. Como la mayoría de los jóvenes y adultos del barrio, suben cada mañana a los camiones que transportan las cuadrillas a los yerbales. Al mismo tiempo Walter, hermano menor de Darío y Mauro, se rehúsa a convertirse en tarefero, está cerca de convertirse en el primero de su familia en terminar el secundario. El yerbal hace de los cuerpos máquinas cosechadoras; las ramas de las plantas son arrancadas y peladas de hojas con toda velocidad; la paga depende del kilaje de hojas conseguido al final de la jornada. Pero las condiciones del trabajo en el yerbal acortan la vida útil del tarefero. La yerba mate se alimenta de cuerpos jóvenes que luego arroja curtidos, desgastados y dañados cuando dejan de ser productivos.

Los días de cosecha avanzan y luego también la dura época entre cosechas en la que el trabajo escasea y se aceptan tareas más dañinas aún. La noche se vuelve el refugio, el único posible escape. Allí el alcohol ampara y admite que se hagan confesiones, que se discutan injusticias, que se canten penas y se diluya todo bajo risas; las imágenes del televisor distraen y la familia sostiene. Ante el comienzo de una nueva temporada de cosecha, cada uno de ellos tomará un camino dentro de sus posibilidades o la falta de ellas.

Dirección: Diego Marcone, 2016.

Última fecha

sáb

2

diciembre / 2017

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