Mark Twain concibió Príncipe y Mendigo como una novela de aventuras ambientada en la feroz Inglaterra del 1500. A partir de una situación insólita – un cambio de ropas entre dos niños- el príncipe vivirá la vida del mendigo y el mendigo la vida del príncipe. La situación que atraviesan modifica profundamente las maneras de sentir y ver el mundo de ambos niños. La metáfora propone una lectura universal: un niño rico, de corazón noble, es capaz de ver y sentir en lo más hondo las injusticias sociales. Un niño pobre, que ocupa un espacio de decisión, demuestra que es capaz de convertirse en un gran príncipe. En el camino de la aventura, el juego, el humor y la peripecia, ambos niños observan el gran espectáculo de la conducta humana, y desarrollan su capacidad de comprender y transformar el mundo que los rodea.