El texto de Rodrigo García, Prefiero que me quite el sueño Goya a que lo haga cualquier hijo de puta, dirigido y actuado por Emilio García Wehbi, propone una nueva mirada sobre el vacío de la sociedad contemporánea. El acento está puesto en el refugio que pueden encontrar las personas tanto en el arte como en la filosofía para escapar de la indolencia, el desasosiego y la banalidad. A partir de la toma de conciencia acerca de la situación del narrador, quien invierte los ahorros de toda su vida para ir al Museo del Prado en Madrid para ver las pinturas negras de Goya, además de contratar al filósofo alemán Peter Sloterdijk para que le explique el mundo, García nos sumerge en su universo caótico y despiadado.