Muestra biblio-hemerográfica sobre el positivismo como corriente de pensamiento hegemónica en Argentina entre 1880 y el Centenario.
El positivismo filosófico y político tuvo un papel hegemónico en la formación del Estado argentino durante las últimas dos décadas del siglo XIX y la primera década del XX. En la definición clásica del autor francés Auguste Comte, como corriente de pensamiento omniabarcativa para la comprensión de la realidad, el positivismo propone la búsqueda del “dato” o el “hecho observable”. De ese modo, en su orientarse científicamente hacia lo externo y cuantificable, encuentra su límite en no poder pensarse a sí mismo en su propia fundamentación. En la Argentina, esos límites pueden leerse, en su aspecto filosófico, en la superposición del positivismo con otras corrientes ideológicas, como el espiritismo o el decadentismo; y en su aspecto político, en los controles y las exclusiones sociales –con sus inclusiones, por supuesto– que, movida por el ideal de orden y progreso, parecería suponerse en toda decisión estatal.
Positivismo argentino da a conocer parte de esas tensiones expresadas bajo tres niveles: cómo se compone el aparato conceptual de la lengua positivista, de qué modo ese aparato clasifica a los distintos sujetos sociales y de qué manera, finalmente, el pensamiento positivista se institucionaliza y observa a esos sujetos, explicitándose en una razón de Estado.