La variedad de influencias sumada a la disposición del grupo de abarcar una geografía musical amplia hace que durante un recital de Perota Chingo (entre versiones y canciones de su autoría) se escuchen zambas argentinas, chacareras, sambas brasileras, candombes, música popular de chile, joropo venezolano, aires de reggae y muchas cosas a medio camino. No son especialistas en un género en particular sino que prefieren mostrar sus afinidades desde un código propio, que hace unidad a lo diverso del repertorio.
Todo gira entorno a las voces. Entre armonías y unísonos las chicas generan la ilusión de que lo que suena es una gran voz, gesticulando cada palabra juntas con una soltura sorprendente. De vez en cuando se van cada una por su lado y ahí los colores solo se multiplican. Los arreglos son minimalistas y cuidadosos.