Al cerrar los ojos, la profundidad de la percepción cambia. Es así como un sonido común, simple, a ojos cerrados se torna mágico, lleno de matices, texturas y sutiles variaciones. La utilización de las tres dimensiones del espacio convoca al cuerpo del espectador en su totalidad como eje y centro de sensaciones. Una de las prioridades que AviTantes mantiene en todas sus producciones es la relación íntima y profunda con cada espectador. Es posible encontrarse en una selva, en el medio de una tormenta o en una estampida de elefantes, con el viento soplando sobre la cara. Es el primer espectáculo sensorial del mundo.