Pinturas de Inés González Fraga.
La carrera de Inés González Fraga es serena, regida por esas tonalidades agrisadas que le son características y que ella une a las gamas de los pasteles, siempre con acierto refinado. Le hemos conocido cabezas estatuarias, creemos recordar también alguna naturaleza muerta, pero luego de estos reflejos de la realidad González Fraga desembocó en la abstracción, lo cual le deparó hallazgos a ella y mucho placer a los contempladores. Esa etapa fue extensa pero aparentemente ha terminado, por lo que puede verse en la actualidad: una suerte de zoología lírica en la que los rinocerontes, los osos, los leopardos, los picaflores, se parecen a mensajes ocultos por un lado y a advertencias por el otro.Las pinturas apelan a la imaginación para ponerles encima el verdadero color de su piel a esas bestias bellísimas que el hombre mató por distracción y hoy trata de preservar para serenar la conciencia colectiva. La impunidad con que se da la muerte a los animales puede generar infinidad de especulaciones sesudas que involucran al hombre –siempre él–, el gran culpable y el irresponsable mayor. Estas nuevas pinturas figurativas de Inés González Fraga la muestran en su plenitud y en la brecha combativa de siempre.