Esta serie de dibujos Guillermo Roux formaban parte de un libro - catálogo de sesenta y tres hojas en las que el artista iba volcando los objetos que veía a su alrededor cuando por problemas de salud no podía movilizarse y de noche plasmaba en papel lo que veía a su alrededor. Cuando finalice esta muestra las hojas de ese libro tan prolijamente separadas y enmarcadas volverán al formato original.
Todos los dibujos han sido realizados con carbonilla, un antiguo oficio que Guillermo Roux aprendió de su maestro Corinto Trezzini, quien advertía a sus alumnos que esa simple barrita de sauce quemado “bastaba para hacer todo lo que hay de importante en pintura”. Roux lo recuerda con cariño pero va más allá e insiste en que un simple dibujo con carbonilla no sólo fija las formas del objeto en el espacio sino que con la variación de la intensidad y tonalidad de la línea se habla también de la luz.