Náufrago es el resultado de un camino largo. Un viaje hacia los confines del mundo por la dirección estrecha en la que el adentro y el afuera se hacen barro. Un mundo que no es más mundo. Un desembarco en la tierra blanca e inhóspita de cualquier lugar, que es a la vez una decisión y una deriva. Es desenterrar una casa con la mano y sentarse a discutir con los muertos. Es una película que se sirve de los sueños porque intuye la dificultad de la palabra para entender las decisiones que se toman ante la necesidad de lo inminente. Es saber que se naufraga desde el primer aliento. Porque navegar es preciso, vivir no es preciso.