El monocromo tiene una vasta tradición argentina que lo conecta con el Arte Con- creto- Invención, el Madí, el Perceptismo, los neoconstructivismo de los años 40s y su opuesto, el informalismo matérico. Ambas tendencias generaron obras de identidad local distintiva.

Contemplación del vacío, deleite por la textura, por el breve gesto de una línea, asombro por la materia que se expone a sí misma, o por las ficciones de la representación, el microrrelato que implica un monocromo contem- poráneo -por escueto que sea lo hay- gira sobre sí mismo. Juega con los límites de los géneros, de las disciplinas.

El monocromo señala los bordes, los márgenes, conceptuales o físicos, como ámbito de la significación. Hacia allí dirige nuestra mirada para que hurgue desconcertada o fascinada en la belleza de la idea.  

Bajo la curaduría de María José Herrera, esta exhibición se presenta como la continuación de Monocromos, la colectiva que reunió las obras de Boullosa, Costa y Zabala en el Centro Cultural Recoleta en el año 2010.


Esta nueva exposición en la galería se propone reconocer, diez años después, cuáles otros relatos son posibles en el “espectro monocromo”, un tipo de objeto artístico que se define más por el carácter reductivo que por el uso de un solo color.

Quiénes

Artistas: Marcelo Boullosa , Adriana Cimino Torres, Eduardo Costa, César Paternosto, Horacio Zabala // Curador: María José Herrera //

Última fecha

mié

31

julio / 2019

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