Desde hace más de cuatro décadas, Mónica Giron (San Carlos de Bariloche, 1959) ensaya distintos modelos para lidiar tanto con la violencia interna, la social y la que le infligimos al planeta como con el amor, la soledad, las fuerzas desconocidas y lo incuantificable. Para la artista, el arte permite discernir y comprender aquello que nos desborda, y abre paso a la posibilidad de proyectar, imaginar y transformar.
La práctica de Giron estuvo siempre en constante movimiento, apelando a un modo de concebir el arte y la vida desde el nomadismo, lo híbrido y la transformación. Así, abordó distintos medios como la escultura, la pintura, el dibujo, el mural y la producción digital, con materiales precisos vinculados a cada una de sus investigaciones: cera de abejas para aludir al aglutinante social; acuarela para dar forma a las corrientes líquidas del cuerpo y del planeta; la impresión tridimensional en materiales biodegradables para poder cuantificar las proporciones de los mares y los continentes, y el pizarrón para apelar al aprendizaje, entre otros.
La exposición crea enlaces entre una serie de proyectos nuevos y obras de diversos períodos de la artista. A través de estos enlaces intenta estabilizar el desconcierto que puede provocar el mundo y también su obra, pero sin perderlo, ya que es una herramienta sustancial que tiene el arte para empezar a reconectarnos no solo con nuestro presente, sino también con nuestros antecesores y sucesores, y así poder mejorar los vínculos con la biósfera.
Artistas: Mónica Giron //