El estreno de Mis sesiones de lucha (Mes séances de lutte), del gran realizador francés Jacques Doillon, que tuvo su premier mundial en el Festival Internacional de Cine de Berlín, se complementa con la exhibición de dos de sus largometrajes más recientes, El primero que llegue y Le mariage à trois, y una de sus obras más reconocidas, Las manos en la cabeza. “Mis sesiones de lucha sucede en un entorno rural y aislado donde el único vestigio de civilización es un tren que, en la primera escena del filme, cruza el plano a toda velocidad. La acción se desarrolla en el interior de dos casas de campo y en sus alrededores (monte, caminos de arena, una ciénaga…). Durante su segundo encuentro, tras un enfrentamiento físico espontáneo, él sugiere que deberían mantener sesiones de lucha diarias, de este modo ella estaría preparada para afrontar los problemas familiares que la atormentan, vencer al fantasma del padre muerto y reclamar su parte de la herencia. Pero lo que comienza a modo de broma, con la provocación sarcástica de un amante herido, termina convirtiéndose en un ritual irrefrenable y adictivo que adquiere proporciones desmesuradas. La grandeza de Mis sesiones de lucha consiste en sumergirnos en la dinámica febril de esta pareja, en esta lógica demente que acabamos aceptando como algo natural, como la única vía posible para su relación. (…) Él es todo estrategia, control, dominio; ella, en constante lucha consigo misma, es un saco de nervios, electricidad pura, desgaste de energía: un cuerpo poseído por movimientos inquietos, un pequeño diablillo que disfruta mofándose de las enseñanzas filosóficas de su contrincante. Juntos ofrecen uno de los trabajos actorales más excitantes y arriesgados del cine reciente. Doillon sabe cómo trabajar con la tensión a pequeña y a gran escala, en cada uno de los asaltos y en el arco global del combate, y esto hace de Mis sesiones de lucha un filme apasionante y sorprendente a cada momento, una experiencia cinematográfica de una intensidad poco frecuente, un psicoanálisis salvaje en el que el espectador se sumerge con una mezcla de fascinación y temor, consciente de que lo que está viendo es el resultado de la aplicación de un método peligroso (dentro y fuera de la ficción)”. (Cristina Álvarez López en Transit).

Última fecha

mié

26

agosto / 2015

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