Se trata de pinturas de Alejandra Fenochio, realizadas en y de la naturaleza, acacias, lunas, mar, arena, caracoles, que acompañadas con el sonido marítimo, una reposera devenida árbol y unos caracoles devenidos luna, arman una instalación recreando la naturaleza propia de las costas marinas.
Acompaña la muestra el audiovisual A quien siguen las acacias
realizado por Roly Rauwolf con imágenes de lugar y una entrevista a la artista en las riberas sur de Villa Gesell donde ella pinta.
En el texto que presenta la muestra, Carolina Marcucci ha escrito: Fenochio cada año se sienta en la misma tierra. Cada noche camina por el mismo sendero en medio de los médanos. En sus cuadros hay carne, hay luz. Fragmentos que reconstruyen el universo como un gran calidoscopio. Llega a la orilla, pinta una luna en medio de las sombras. Y como el ojo de una cerradura, sus pinturas nos dejan conmovidos como si fuera la primera vez que viéramos la luna o un árbol; espiando lo que no podemos ver, pasando a otra dimensión: la de la inmensidad en un cuadro pequeño que abarcamos con la palma de la mano y nos recuerda que el mundo nunca se repite, solo se expande, nace y muere, una y otra vez
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