En un lugar de Cerdeña, que bien podría ser un punto de atractivo turístico, entre el mar azul y las montañas, se ven unos edificios enclavados en la altura. Desde ellos se comandan pruebas militares: misiles que vuelan, explosiones y experimentos diversos se disponen allí con regularidad. Y dentro de ellos se hacen otros tests, como uno desarrollado con fría crueldad instrumental sobre un ratón. Cerca de esta zona militar hay campesinos, animales, otras formas de vida que se ven afectadas desde hace años, más allá de las municiones y diversos desechos de armamento: el suelo está contaminado, y las consecuencias son permanentes. Massimo D’Anolfi y Martina Parenti exponen con determinación el lugar, los archivos de pruebas, los límites que marca la autoridad. Sin entrevista alguna, nos dejan escuchar las palabras de los encargados de los ensayos militares. Y también nos acercan a la vida de los campesinos y a sus penurias. Materia oscura, una película implacable, dispone su argumento con solidez sin necesidad de abundar en explicaciones: lo que muestra es suficientemente claro y estremecedor. Javier Porta Fouz

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19

abril / 2013

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