Así como el manantial es un acuífero de agua, de vida, la obra de Federico es un acuífero de letras, de imágenes, de pensamientos, de conflictos que recorren y alimentan el alma. Pero Federico no deja de deambular sumido en una profunda tristeza. La Luna preocupada decide convocar algunos de sus personajes para que alivien su alma en un viaje sin ventanas, sin fronteras.