La obra que presenta la artista Nushi Muntaabski es un cuerpo, su cuerpo, de 9 metros de largo que emula los viajes de Gulliver del libro de Jonathan Swift. El cuerpo se presenta fragmentado permitiendo ver su interior y ocupando, tomando, el espacio circundante. Es difícil definir a esta multifacética artista según Marcelo Pacheco, quien manifiesta: "Pero ¿qué se sabe de Nushi? Se sabe que empezó plantando zanahorias –al menos es lo más antiguo que retiene esta memoria– y que ahora teje bajo el alero de su galería frente al jardín lleno de rosales, mientras piensa en Gulliver y sus ocho metros, un Gulliver que es ella, que tiene su cuerpo, sus formas, su rostro. Nushi gigante y en rebanadas, por allá un brazo, por acá el cuello, más lejos la cabeza, del otro lado un pie junto al torso; un Gulliver mujer que se arma y se desarma, una buena definición para Nushi y sus Nushis que la persiguen o la protegen según las épocas...
Pero volvamos ¿qué se sabe de Nushi? Zanahorias, venecitas, lectora paciente, exploradora de imágenes, le gusta verse desmembrada, quizás por el placer y las ganas de multiplicarse o porque se siente partida o la fueron cortando en pedacitos; mutilación, milagro, fantasía, psicosis, el gusto que le provoca pensar en la risa de la gente jugando con su cuerpo, sentada sobre sus ojos, corriendo entre sus piernas y un brazo, perdida en su sexo, deslizándose sobre su torso
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