Lang eligió terminar su carrera describiendo un círculo perfecto: volver una vez más al personaje del Dr. Mabuse significó no sólo trazar una línea directa hacia sus inicios profesionales, sino también recuperar de manera nostálgica la idea de un cine más inocente, que le permitiera jugar de nuevo con algunos de los dispositivos narrativos que él mismo había inventado cuarenta años antes. El argumento de este tercer Mabuse vuelve a tomar, resignificados, todos los elementos dramáticos que habían destacado en sus precedentes: la idea de un villano omnipresente –que ahora incorpora la tecnología para acceder a la información, fuente principal de su poder–, los ecos del nazismo, el comisario-inspector empecinado en encontrar la lógica de lo que parece inexplicable, la estructura de apariencia fragmentaria que poco a poco va construyendo una intriga compleja y fatal. Die tausend Augen des Dr. Mabuse, Francia / Italia / Alemania, 1960, 122'. Doblada al castellano.