Más de 100 reconocidos, representativos y hasta icónicos aparatos y dispositivos de uso doméstico y personal entre 1940 y 1970, conociendo así algo de los gustos, hábitos de consumo y aspectos de la vida de aquellos años.
Entre los años ’40 y ’70, se produjo una profunda transformación tecnológica en los elementos de uso doméstico. El hierro, el bronce, la madera, la baquelita y el vidrio, componentes principales de los aparatos hogareños de los inicios del siglo XX, fueron reemplazados por elementos más baratos y livianos como el aluminio y los termoplásticos, haciendo a radios, estufas, máquinas de escribir o tocadiscos, más livianos, manipulables y económicos. La electricidad, usada en principio básicamente para iluminación y calefacción, comenzó a aprovecharse para hacer funcionar cada vez más dispositivos personales y del hogar, los que dejaron de ser manuales para convertirse en eléctricos, tal el caso de planchas, afeitadoras, batidoras o relojes. La invención del transistor, por su parte, revolucionó el mundo de la electrónica, en tanto no solo mejoró la confiabilidad y la calidad de los circuitos de audio, radio o televisión, sino que también contribuyó a hacer artefactos más chicos, menos frágiles y más baratos.
Muchos aparatos -como grabadores y cámaras fotográficas o filmadoras- hasta entonces reservados para uso profesional, fueron incorporados a las actividades recreativas familiares o individuales y así como esos años se caracterizaron por la explosión de los electrodomésticos, también fueron el momento de popularización de los dispositivos para entretenimiento.
Fue, en resumen, un periodo de grandes cambios: se pasó de escuchar discos de pasta mono, a escuchar vinilos en estéreo; de grabar audio en alambre, a grabarlo en cassette y de seguir a “Los Pérez García” con la radio del combinado, a ver a “La familia Falcón” por televisión.