El Palais de Glacé presenta una serie de obras del consagrado escultor argentino Omar Estela. Como un resumen de el espíritu de su obra, el artista reflexiona lo siguiente: Por mi parte, creo haber logrado un cierto desarrollo salvaje, al que le fui descubriendo algo sublime. Al igual que los antiguos persas que consideraban sagrado el mar, fui aproximándome a lo sagrado de la escultura. Podría asegurar que desarrollé un contemplar el movimiento de esa masa. Hay algo sagrado en esa visión, no hablo de los pescadores porque éstos, por su interés concreto, material, pierden la magia de lo oceánico. Cuando presencio ese espectáculo no puedo evitar sentir una semejanza con los que contemplan una muestra o una obra en particular: agua y meditación, obra y meditación, y al igual que ocurre con el pescador, quien se propone un nexo material, destruye la magia
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