En Las descentradas, la autora contrabandea ideas brutales escondidas en el doble fondo de un femenino melodrama. Elvira, la protagonista, juega con las máscaras de la mujer. Aquellas que desde la invención del amor (allá por el siglo XII) exigen afeites, maneras, vestuario y sacrificio. La anima la irritación que da la lucidez, el horror a la vulgaridad, a servir a una fantasía masculina, una voluntariosa ilusión: convertirse en una bestia pintada y adornada, nada más.
Dirección: Eva Halac.