Sobre esta exposición que reúne a dos grandes artistas argentinos, Enio Iommi y Luis Felipe Noé, su curador Rodrigo Alonso ha escrito: A primera vista, no parece haber un motivo especial para reunir a Enio Iommi y Luis Felipe Noé en una misma exposición. A pesar de ser artistas no demasiado lejanos generacionalmente, sus trabajos y sus historias no presentan muchos puntos en común.
Iommi inicia su carrera en la década del cuarenta y adquiere visibilidad de inmediato cuando se une a la Asociación Arte Concreto Invención en 1945. Noé comienza casi en los albores de la década del sesenta, y también obtiene notoriedad muy pronto, cuando junto a Jorge de la Vega, Ernesto Deira, Rómulo Macció, Catalina Muchnick y SameerMakarius integra la exposición Otra figuración (1961) en el Salón Peuser. Estos orígenes determinan, en gran medida, la ubicación de ambos artistas en el imaginario público: a Iommi se lo identifica como escultor y referente de la abstracción; a Noé, como pintor y representante de la figuración."Sus carreras corren paralelas pero difícilmente se cruzan, salvo en las exposiciones que los destacan como figuras claves del arte argentino, porque de hecho lo son. Los dos han sido también grandes maestros, y muy generosos con sus discípulos. Pero sus problemas plásticos no son los mismos ni ven el arte de la misma manera ¿Qué interés podría tener hacerlos convivir en el marco de una exhibición?
El eje conceptual que da origen a La sombra de la duda no es estrictamente artístico, o en todo caso, no surge de inmediato de las obras que pueblan la sala. Se encuentra, más bien, en cierto recorrido que cada uno de estos artistas realiza a lo largo de su carrera, y en particular, en un sentimiento que ambos enfrentan en un determinado momento de ésta: la duda
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