Sobre la exposición de Paola Vega, Verónica Flom explica: "Uno de los efectos del blur en la fotografía y el cine de los años ochenta se lograba con una media de nylon tensada sobre el lente. En la pantalla producía una agradable sensación de ensueño: los colores perdían sus bordes, se entremezclaban y a veces irradiaban un leve erotismo. Los cuadros de Paola Vega, treinta años después, recuperan esos climas suaves, aterciopelados, que recuerdan a las casas de muñecas de la infancia...
Su trabajo es parecido al de una iluminadora: compone los colores como luces y al cuadro como un set. El efecto del barrido, que otros pintores han usado de manera más violenta o con pretensiones espirituales, en sus manos produce telas suaves y misteriosas, hospitalarias. El resultado son estas imágenes difusas, siempre a punto de moverse ante los ojos de los que miramos sentados. Es que la mejor forma de encarar sus pinturas es sentarse, aprovechar los bancos dispuestos en la sala y no mirar el reloj. Según Kafka, es a causa de la impaciencia que nos expulsaron del paraíso, y es por la impaciencia que no volvemos a él. Sentarse ante un cuadro de Paola Vega podría ser un antídoto (o tal vez una prueba) contra la inquietud que nos arranca.
Las visitas se realizan con cita previa: info@abategaleria.com