En esta ocasión, como ocurriera con la selección de pintura española exhibida dentro del contexto de los 400 años de la muerte de el Greco y con de las de Joaquín Sorolla, se exhibirá en la sala 21 del Museo, un conjunto de obras de los países nórdicos, en particular de Noruega y Suecia.
La muestra está planteada en dos etapas que responden, al género del paisaje en una primera etapa y, a las escenas costumbristas y retratos, en la segunda.
El ingreso del patrimonio escandinavo se produce en dos momentos clave en la formación de la colección del MNBA: el viaje a Europa de Eduardo Schiaffino, primer director del museo, en 1906 para adquirir obras en el viejo continente y, los envíos extranjeros para la Exposición Internacional de Arte del Centenario de 1910. Asimismo importantes colecciones como del Valle, Jáuregui de Prádere y Furt, contaban con autores escandinavos cuando ingresaron al patrimonio del museo.
En una simple mirada a las pinturas se desprende la intención de dar cuenta de las estaciones del año en el paisaje: los nevados suecos de Erik Hedberg y Torgny Dufwa, los otoñales árboles del noruego Vilhelm E. Behm y del sueco Gottfrid Kallsteniüs o el despertar primaveral de Fritz Thaulow. No podían faltar los escollos y las costas, representados en las obras de Oscar Hullgren y Anna Maria Gardell-Ericson. Además del género paisaje destaca el costumbrista: asuntos rurales en Anders Zorn y August Hagborg, temas sociales en Ivar Kamke, escenas domésticas en Carl Olof Larsson e Ingeborg Westfelt-Eggertz. Por otra parte se conservan interesantes ejemplos de obra sobre papel debidas a Carl Emil Zoir y Allan Österlind.
La selección encuentra un cierre con la obra dos inmigrantes radicados en la Argentina. El noruego Alejandro Christophersen se integró plenamente al desarrollo del arte y la arquitectura local desde su arribo en 1887. Menos conocido por el público, Richard Hall es un artista de renombre en los países nórdicos. Nacido en Pori, Finlandia, formado en Estocolmo y París, fue un renombrado retratista, requerido por las cortes sueca y rusa. Hall, entrado el siglo veinte, pasó los inviernos europeos en Buenos Aires y Mar del Plata, donde se radicó debido a la situación que atravesaba Europa. Estos pintores, desde su lugar de adopción expresan dos corrientes que se entrecruzan en la pintura nórdica: el plein-air y el naturalismo; pintura luminosa, de elegante distancia, carente de efectismo.
Las obras fueron restauradas por el equipo de Gestión de colecciones del Museo.