Es la primera exposición individual de la fotógrafa Silvana Muscio y materaliza fotográficamente años de contemplación del mundo natural en relación al mundo propio. Condensado, humeante, el paisaje desolado, en el que crece una niña se muestra extraño y familiar a la vez y donde la postal del Delta cede ante lo inquietante de un pantano sin tiempo.
Sobre la muestra Juan Fernando García ha escrito: Tiempo y espacio esplenden en las tomas de Silvana Muscio que ha sabido responder a dos preguntas fundamentales en el presente del arte contemporáneo: ¿podrá la fotografía seguir diciendo algo más sobre el paisaje? ¿alguna esquirla de memoria brilla y seguirá brillando en los usos sutiles del color y el blanco y negro? Respuestas que son un giro sobre sí misma y sobre su pequeña historia personal con la fotografía. Un paso más allá de las tomas circunstanciales, una torcedura al cuello modernista y a la pose que hace de esos gestos reapropiados -paisaje y color- una marca personal insoslayable
.