El mapa de la Argentina, cruzado en las direcciones Norte-Sur y Este-Oeste por el signo mapuche de la cruz, que presenta en sus extremos las huellas de la pata del avestruz, nos introduce a las incursiones de Teresa Pereda en las profundidades de las tierras de nuestro país, y dan marco a todo un andamiaje de sus visiones cotidianas. El mapa, una obra conceptual, terrestre, es la identidad del itinerario y de los trayectos, como así también de la intensidad y de la densidad, que se refieren a lo que llena el espacio y lo que sustenta el recorrido. La idea del viaje se une al sentido de lugar, y la cartografía orienta al espectador y establece un dialogo sobre el contexto y el desplazamiento. En ese coloquio, confirmamos que el sistema cartográfico se impone al entorno natural, reiterando la artificialidad humana en demarcar espacios.