La historia comienza en el momento en que el artista y su obra se independizan para siempre. Muere Gorriarena y su obra comienza una existencia donde el autor no está para explicarla, reemplazarla o modificarla. El montaje de una exposición es la excusa para explorar las decisiones tanto materiales como ideológicas que coexisten en el trabajo de un artista. El film explora algunas de esas decisiones y sus resultados, intentando dar a ver qué gestos de amor, de confianza, de orden, de admiración o de avidez suscita, y en ese proceso intenta encontrar el camino del pintor y tal vez, solo tal vez, acercarse a su verdad. Una verdad que se expresa a través del color, de un realismo crítico y mordaz, de la denuncia irónica y de una enérgica resistencia a ser “acusado” de pintor político y social. Dirección: Carmen Guarini.