La obra está inspirada –aparentemente- en Rey Lear de William Shakespeare y en el Libro de Job, Final de partida transcurre en un espacio cerrado, gris y asfixiante, en un mundo deshabitado. No hay referencias específicas que indiquen de qué espacio se trata, pero es claro que los personajes que lo habitan no pueden salir de allí: Hamm es una suerte de rey desposeído, paralítico y ciego, cuyo trono es en realidad una silla de ruedas. Establece con Clov -quien, en contraposición a Hamm, no puede sentarse- una relación de amo-esclavo, aunque también hay un cierto vínculo padre-hijo. Por otro lado, Nagg y Nell, padres de Hamm, viven “animalizados” en tachos de basura dentro de ese recinto, con lo que su encierro se intensifica. La obra gira en torno a la degradación y repetición a través del tiempo, la certeza y a la vez la incertidumbre que la muerte trae aparejadas, y la vacuidad y el desmoronamiento del mundo.
Final de partida de Samuel Beckett, con traducción de Francisco Javier y dirección de Alfredo Alcón. Interpretado por Alfredo Alcón, Joaquín Furriel, Graciela Araujo y Roberto Castro.