El tango no nació precisamente en un hipódromo pero desde sus mismos comienzos miró a las pistas con interés y pasión. Los viejos tanguistas se inspiraron muchas veces no sólo en los cracks, sino también en los mismos jockeys cuyo nombre se coreaba en las tribunas hípicas. Los filetes del maestro Luis Zorz son un lujo para las viejas y entrañables partituras rescatadas por la preocupación de Carlos Wolf. Zorz siente hondamente todo lo popular y el estallido de la perrera o del paddock no es ajeno a sus emociones. Sin duda, su alma ha vibrado al unísono con la de Wolf cuando ambos preparaban esta muestra sabia y original. En el marco de la muestra se celebró el Día del Jockey el pasado 15 de diciembre, en el cual a través de un proyecto presentado por el santafecino Carlos Comi, desde 2012 se conmemora al jockey Ángel Barattucci quien, en el año 1957, ganó en el hipódromo Independencia de la ciudad de Rosario la totalidad de las carreras disputadas: 8 de 8, superando así al gran Irineo Leguisamo. Tango y turf, dos pasiones rioplatenses, están unidas en más de 700 obras. Y es ésta una singularidad, ya que en otros países donde existe una afición turfística importante, ésta no se ve reflejada en un género musical popular.
Artistas: Luis Zorz //