Del silencio lo único que sabemos es que se opone al sonido y, que en esa ausencia de ruido, dice, habla sin parar, y nos habla a nosotros. Conocemos a la perfección la delicadeza y la brutalidad con las que es capaz de actuar su verborragia. Pero si fuera el único lenguaje capaz de decir algo, ¿para qué se inventaron las palabras? Conociendo lo que el silencio es capaz de decir –y lo que dice es justamente lo que no se puede decir, lo que no se puede escuchar–, las palabras y con ellas la literatura se inventaron para rodearlo.
La poesía, la ficción, el pensamiento, los sentimientos encuentran en las palabras una manera de filtrar el silencio. Que nos dé su mensaje de absoluto, que nos haga sentir el tiempo, que nos dé información de la oscuridad, pero sólo a través de las palabras: hasta ahí. Para que no llegue a nosotros puro, sino en nombre de la palabra silencio.
La literatura comprende sin envidia su poder y su prestigio, y los lectores sabemos –tal vez es lo único que sabemos– que, cuando leemos, lo que se hace presente en las palabras que pasan como un río es el silencio del que vienen y el silencio al que van.
En estos cuatro días, la invitación es escuchar la poesía de lo que expresa el silencio.
PROGRAMACIÓN EN MALBA
DÍA 1: jueves 26 de septiembre
DÍA 2: viernes 27 de septiembre
DÍA 3: sábado 28 de septiembre
DÍA 4: domingo 29 de septiembre, 20h: Lectura de cierre: Mariana Enriquez en Primera Persona, en el Centro Cultural 25 de Mayo. Inscribite acá.