Experimentaciones Fotográficas En Latinoamérica

El marco temporal del modernismo en las artes suele fijarse desde fines del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, no obstante, el período que se extiende entre la última parte del siglo XIX y la década de 1930 tiene un denominador común: el ascenso del modernismo en Rusia, Alemania, Francia e Italia dependió de la simultaneidad de un ancien régime con las antiguas elites aristocráticas, de la presencia de un academicismo altamente formalizado en el mundo organizado del arte que rogaba ser contrariado por las diversas secesiones, de la aparición de las nuevas tecnologías tales como la fotografía, el cine y la radio, y finalmente, de la proximidad entre la estética y la revolución política.

En otras palabras, este movimiento como fenómeno generalizado debe situarse en el umbral de un mundo aún no plenamente modernizado en el que lo viejo y lo nuevo fueron violentamente enfrentados, generando las chispas de esa asombrosa erupción de creatividad que mucho más tarde llegó a ser conocida como “modernismo”.

En este contexto se desarrolló la fotografía como una nueva disciplina dentro del ámbito de las artes. Europa produjo grandes maestros fotógrafos que con sus obras cumplieron el rol esencial de todo artista: hacernos captar el mensaje de la realidad, ayudándonos a ver y a interpretar ese mundo convulsionado por los cambios a través de sus imágenes, muchas de ellas convertidas hoy en masterpieces del pasado: como punto de referencia y como punto de partida.

Algunos de esos fotógrafos o futuros fotógrafos emigraron a Latinoamérica por motivos diversos entre los años ’30 y ‘50, y dieron comienzo allí al concepto que hoy se expresa como “fotografía de autor”. Partícipes o testigos de las más refinadas vanguardias europeas, aportaron a los artistas locales la experiencia de su formación y se los considera la generación que sentó la piedra fundamental de la fotografía moderna como un medio de expresión autónomo con lenguaje propio. Ellos pudieron desarrollar su arte y encontraron allí, su lugar en el mundo. Un lugar desde el cual, paradójicamente, pudieron proyectar su arte al exterior. Sus obras, sin duda, son el resultado del encuentro de dos culturas.