Eran tres alpinos es una obra sobre la espera, la amistad y la ternura. Es una historia de amor y compañerismo en la soledad. Hombres arrumbados en una estación de ferrocarril. ¿Qué esperan estos dos personajes en medio de esa destartalada y solitaria estación de trenes, al parecer, fuera del tiempo? ¿Qué relación los une? ¿Qué pasado tienen en común? El frío, los tenues sonidos que matizan el silencio, la oscuridad apenas quebrada por un par de oscilantes faroles que bailotean al viento, son otros de los protagonistas de este mundo, al parecer, verdadero e irreal al mismo tiempo. ¿Quiénes son? ¿A qué conducen esas prolongadas conversaciones que aluden al presente o al pasado, o esas largas pausas que esconden sentimientos tan poderosos como filosos cuchillos bajo el agua turbia? ¿Son seres reales? ¿O tal vez abandonados muñecos de un tablado arrumbado en un desván? ¿Y ese tercer personaje, que parece venir a quebrar el exiguo equilibro adquirido? ¿Qué busca? Y el tren. Ese tren escurridizo que está dispuesto a no llegar nunca, que semeja una vana ilusión similar a la que tienen esos pueblos que han sido excluidos del servicio de ferrocarriles. Hay algo de abandonado, de gastado, de irredento. Vidas sin vida, abandonadas a su suerte. Y sin embargo, bajo la desolación palpita un reproche, y el amor y la necesidad. De Julio Ordano. Actúan: Roly Serrano, Pablo Alarcón y Álvaro Ruiz.