Había una vez un hombre a quien llamaban topo, el topo.

No era un animal fantástico sino un hombre, con un defecto físico pero no muy diferente de los monstruos de cada día.

En esta pieza, en este monólogo, una identidad dividida nos permite conocer la vida del hombre al que llamaban topo, el topo. Su pequeña vida dentro de un teatro (un teatro de los de antes) del que nunca salió.

Escrito mediante una Beca en la especialidad Teatro, otorgada por el Fondo Nacional de las Artes en el año 2000.

De Luis Cano. Con Luciano Suardi.

Última fecha

sáb

27

septiembre / 2014

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