Catalina León se destacó en los últimos diez años por la frescura con la que su trabajo amplió las posibilidades expresivas de la pintura. Interesada en la astrología, la psicología, las religiones y los ritos, es decir, en investigar qué significa ser un hombre en el mundo y qué vínculos nos unen con lo que nos rodea, trabajó buscando la manera de que la pintura se integre y responda a la vida. Combinando abstracción y figuración, representación y realidad, su pintura fue volviéndose permeable no solo a su presencia y a sus reflexiones, sino también a su entorno material en un proceso interminable que la transforma en un ser vivo, en diario y huella.