Pocos objetos refieren al hogar y sus prácticas familiares como el armado de un Belén o pesebre. En él confluyen, la celebración religiosa del nacimiento de Jesús y, a su vez, la interpretación creativa de las más diversas tradiciones populares. Así fue concebido este pesebre en 1926, cuando Giuseppe y Judith Croci lo encargaron a Anton Comploj, un artesano de Val Gardena, en el norte de Italia.
Hacia1930, arribaron a Buenos Aires, las cuarenta y cuatro imágenes de madera de cedro, talladas y policromadas, junto a las tablas pintadas con los cielos de Belén y sus construcciones fantasiosas realizadas en corteza. Rita y Anna, las entonces niñas de la familia Croci, jamás perdieron la fascinación y el entusiasmo por armar su pesebre año tras año. Hoy, por decisión de Rita y su familia, cada visitante de la Casa Fernández Blanco podrá revivir esa experiencia inolvidable en cada Navidad, mientras siga albergando, como Rita, al niño que aún no pierde la capacidad de maravillarse.