El artista sonoro, miembro del grupo Reynols, presenta una instalación basada en un parlante en el que se amplifica una frecuencia grave en el límite del rango audible (60 Hz), generada de forma electrónica.
Ubicada en el pasillo del primer piso, donde se exhiben las obras de Sofía Böhtlingk, la instalación hace que este sonido ocupe el espacio de una manera imperceptible y perturbadora. Una fotocopia de uno de los dibujos de la artista, al vibrar sobre la membrana del parlante, modifica el sonido según las alteraciones de la composición original.
Actividad gratuita sin inscripción previa.
Artistas: Alan Courtis //