Un actor descubre, al despertar, que ha sido transformado en un cura. El tema de este espectáculo es el amor. El personaje es un cura. La acción se desarrolla en la habitación del cura detrás de la sacristía. El tema permite al autor revisar su existencia y el cura permite al actor dialogar con Dios en quien no cree. El público ficticio, representado en la escena, permite al sacerdote dirigirse al público real sin confundirlo con su rebaño. Debe ser claro el personaje del cura existe para que se acepte su irrealidad. No se trata de creer en la verdad de la escena sino en la verdad de su ficción. Un actor es un hombre que esculpe otro hombre entre los hombres. ¿Su falsa autobiografía, ha interrogado vuestra biografía? Sobre este argumento, el autor y el actor son los únicos que no pueden abrir la boca. De César Brie.