El Inspector

En un lejano pueblo del interior de Rusia, un grupo de funcionarios corruptos recibe la noticia de la inminente visita de un inspector proveniente -de incógnito- de la capital. Coincidentemente, llega un hombre desconocido y se aloja en el albergue local. El temor a perder sus privilegios como administradores del Estado los empuja a una obsecuencia y servilismos casi absurdos en el afán de corromper al supuesto descubridor de corruptos, de lo que se sirve Gógol para crear situaciones con mecanismos y comportamientos reconocibles.
A partir del procedimiento teatral -ampliamente utilizado- del equívoco o quid pro quo (sustitución de personas), El inspector aborda con gran comicidad un tema serio, convirtiéndolo en una singular sátira de la corrompida y perezosa burocracia rusa, pero que adquiere valor universal. Publicada y estrenada en Rusia en 1836, El inspector es además una pieza muy valiosa desde el punto de vista metateatral en tanto explota la idea de teatro y actuación como metáfora.
Es la tercera vez que El inspector se presenta en la Sala Martín Coronado: la primera fue en 1980, bajo la dirección de Roberto Durán; y la segunda en 2000, con dirección de Villanueva Cosse, en la participaron Jorge Suárez y Gonzalo Urtizberea, quienes también integran el elenco de esta versión.