Por su estilo excepcional, influenciado tanto por el expresionismo como por el romanticismo, El gabinete del Dr. Caligari (Robert Wiene, 1920) es una obra clave del cine mudo alemán. A diferencia de películas como Metrópolis, cuya importancia se reconoció recién mucho después de su estreno, El gabinete del Dr. Caligari fue un éxito inmediato. Eso suele atribuirse a su lograda expresión del miedo colectivo y la desconcertación reinante de la época. Muchos elementos estilísticos novedosos en aquel momento llevan a esta conclusión: el horror y la locura encuentran su expresión en los decorados pintados carentes de líneas rectas; todo se inclina, a punto de desbordar e invadir. Lo siniestro se impone en el manejo de las sombras cuando por ejemplo observamos con espanto un asesinato a través de las siluetas de víctima y victimario. La mímica exagerada de Caligari mirando directamente a la cámara parece contagiar su paranoia.
Este clásico del cine mudo cuenta la historia del desquiciado Dr. Caligari quien, con la ayuda de un sonámbulo llamado Cesare, aterroriza al pueblo de Hostenwall en el norte de Alemania. Alto, flaco y pálido, Cesare sufre una extraña enfermedad parecida al trance hipnótico. De día, Caligari lo presenta como atracción en la feria pueblerina haciéndolo predecir el futuro de los espectadores curiosos. De noche, el esclavo de Caligari deambula por las calles del pueblo cometiendo asesinatos horrendos bajo la influencia de su amo. Cuando una noche es asesinado un joven al que Cesare le había profetizado una muerte pronta, un amigo del muerto, Francis, comienza a sospechar que el Dr. Caligari está relacionado con el crimen. Cuando Francis parece haber acorralado al feriante, descubre lo peor.