El Elixir Del Amor

Invitados a participar de un viaje imaginario, los pasajeros se encuentran frente a los espectadores haciendo fila con distanciamiento y protocolos, para tomar su transporte hacia un mundo feliz en pandemia.

De repente, un pianista director y cuatro personajes de El Elixir de Amor, la famosa ópera italiana, empiezan a sumergirnos en otra historia.

Adina, bajo su espacio de cristal, vivencia un bienestar inalcanzable y Nemorino suspira por su amor. Pero, Belcore, cual príncipe urbano, llega, le ofrece casamiento a primera vista y ella acepta.

Dulcamara es un ilusionista que ya no entrega botellas, pero transmite colores de alegría. O sea, un estado de ánimo que da esperanzas. Y, a través de un objeto, ofrece estados de gracia a todos.

Nemorino le pide a Dulcamara ese Elixir que hará que Adina se enamore de él y, muy astutamente, este buscavidas le vende su ilusión. Sin embargo, la boda de Adina y Belcore se acerca y el efecto no llegará a frenarla.

Entonces, desesperado, Nemorino acepta hacerse soldado para obtener dinero y comprar más de esa mágica poción. El efecto borrachera lo distiende y le permite atraer la atención de todas las mujeres del lugar e, incluso, la de Adina. Es ahí donde empieza a vislumbrar una salida hacia otro destino.

Junto con la noticia de que es millonario, aunque sin saberlo, no tarda en llegar la gran escena de amor que lleva este viaje imaginario a un final feliz, pero con la certeza de que siempre la esperanza es lo último que se pierde.

Embebidos de la historia de esta gran ópera de Gaetano Donizetti, disfrutemos de un momento de alegría en un viaje imperdible hacia un mundo de colores llenos de utopías.