Sexto disco del grupo, es una metáfora sobre la felicidad, las cosas simples que hacen a una vida mejor, el punto de vista que las ve cercanas y realizables. Y también su levedad, su constante cambio, su condición de no permanencia y su aparente lejanía.
El repertorio incluye tangos y milongas, un vals, un chamamé, un rasguido doble, y una milonga campera, todos compuestos y arreglados por R.G.
Adrián Enríquez en piano, Lucía Ramírez (Bandoneón, Marcos Ruffo en contrabajo, Santiago Vera Candioti en guitarra eléctrica, Ramiro Gallo en violín y dirección.