Los habitantes de los paisajes de Cynthia Cohen, al igual que la paloma equivocada de Rafael Alberti que “creyó que el mar era el cielo”, son metáfora de extrañas circunstancias existenciales. El mundo se ha dado vuelta, ha pegado un giro gigantesco mientras los personajes permanecen de pie, mirando hacia el frente en su posición habitual. El descalabro se percibe de inmediato: la tierra ocupa el lugar del cielo. Pero nuestra mirada se demora en los protagonistas: el oso, la liebre, el ciervo, la oveja flotan en el espacio. Ellos dominan la escena.

El inquietante planteo que formula la artista, finalmente se intuye. ¿Cómo eludir la desorientación, el desconcierto, la perplejidad de esos seres en su entorno trastocado? ¿Dónde irán a refugiarse cuando llegue la noche?

Las obras de Cynthia Cohen permiten adivinar cambios en el campo infinitamente amplio que nos alberga.

Última fecha

sáb

14

junio / 2014

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