Harpagón, un viejo tacaño, esconde su oro por miedo a que se lo roben. Éste impone sus leyes de acuerdo a las ganancias y las pérdidas que esto le dará, tal es así que dispone tanto su matrimonio como los de sus hijos de acuerdo a su rédito económico. Cree tener todo bajo su estricto orden sin sospechar que bajo su mismo techo suceden cosas muy peculiares: su hija Elisa se ve a escondidas con su enamorado Valerio; Valerio es el nuevo criado que ha contratado el viejo; su hijo Cleanto visita constantemente a su enamorada Mariana; y esta última es justamente quien estuviera destinada a ser la futura esposa de Harpagón. El enredo se descubre y parece no tener solución, pero hace su aparición Don Anselmo un hombre que, sin saberlo, impondrá justicia, haciendo que cada uno se quede con quien merece. Todo esto ocurre mientras un criado haragán, Flecha, logra hacerse -aunque sólo por un rato- del tesoro de Harpagón.