¨La poesía es amor que encontró su ritmo¨ J.L. Ortiz
Disparo de aire es la versión teatral de un bolero. Se condensa el adentro y afuera de la casa. Una madre, dos hermanos, un marido; los roles están delineados y sus individualidades superan o desbordan. Los cuatro personajes se reúnen afuera de la ciudad, bajo condiciones insólitas de la niebla y la paranoia. Todo pasa en una noche, el encuentro es un plano secuencia sin edición. Sofía extraña a Lauro; su hermano vuelve después de años. Irene es la madre de los dos y no deja de querer ser madre. Omar, está instalado. En el ring de madera se hacen regalos, postergan motivos y buscan una medida personal para contarse dentro de una misma historia. La música de un jardinero amateur se filtra como posibilidad: alguien que no sabe lo que hace pero no puede parar de hacerlo.
El tiempo se torna regresivo y algo que se agota es violento para sobrevivir. La distancia se mide en horas en blanco, en recuerdos. Detenerse en el relato es un plano detalle, donde se aman y odian los personajes de la obra. Cada uno escucha algo, la banda sonora de sus pensamientos pareciera ser la medida personal con la que hacen puntería y se ubican en el mundo.
Disparo de aire, por Eugenia Pérez Tomas.