Sobre la exposición de Juan Caballero, Ricardo Blanco ha escrito: "Juan Cavallero recurre casi siempre a la figura humana con anécdotas que le suceden a su alrededor, pequeños animales que entran en la escena. En los dibujos de Juan los personajes entran o salen del escenario, cada figura tiene algo de teatral. A veces apela a estructuras geométricas pero que remiten a la figura humana. Los textos que se superponen o acompañan a las figuras, son textos propios, poéticos y hermenéuticos. Muchas veces la relación entre figura y texto es otro de los tantos artificios expresivos a los que apela Juan.
"Es posible encontrar entre sus obras un hilo conductor que tiene que ver más con reiterar con obsesión alguna idea que aparece reiteradamente en lo gestual de toda la obra; sin embargo al contemplar la cantidad y calidad del conjunto se percibe, no la búsqueda de un final, sino la continuidad plástica del relato, característica que solo algunos creadores poseen.
"Su exposición anterior Los Oficios, reveló a un Juan Cavallero multifacético: escultura, diseño gráfico e industrial, pintura, poesía, prosa, teatro, fotografía, cada área con una característica propia y aunque no están relacionadas entre sí, como una sola cosa. Sin embargo, la suma de esos lenguajes nos remite a una manera de entender el arte y su práctica no como un mero cambio de técnicas sino que, cada uno es la adecuación a las necesidades expresivas del autor.
Nunca se debe sacar una conclusión de una obra abierta, mucho menos cuando la obra está presentada a través de expresiones de distinta modalidad, y, esta exposición nos muestra un autor, Juan Cavallero, cuyo mundo interior necesita, para expresarse, de sus varios talentos. En este caso sólo nos muestra una parte de una parte: sus dibujos.