Siempre hay muchas cosas que están por venir. Nos aferramos a lo vivido para argumentar nuestro presente. Y sin embargo todo lo importante está por venir. Porque eso es la vida. El futuro cotidiano con el que alimentamos nuestra condición humana.
Marlango siempre hablan, con esa humildad que los dignifica como personas, de su primer sueño como músicos. De como una día debutaron antes unas pocos espectadores. Solo porque querían hacer canciones intensas a su modo, Canciones que sonasen a ellos mismos. Todo lo demás ha sido lo de su vida como artistas. Camino de una popularidad que no ha enturbiado su pasión para contarnos cosas con melodías taciturnas, suaves o desagarradas. Emociones, situaciones, grandes momentos de felicidad y también pequeñas inmensas tragedias con las que han hecho canciones hermosas, grandes discos.
Este nuevo álbum de Marlango es un desafío desde su misma concepción. Para empezar Leonor Watling y Alejandro Pelayo se han quedado solos. Oscar Ibarra ha hecho el camino de regreso cruzando de nuevo el Atlántico. Ellos también lo ha cruzado para construir el disco. Grabado en Los Angeles, con grandes condiciones técnicas pero un paisaje nuevo. Como una de esas nuevas experiencias que regeneran lo que para todo está por venir. El resultado son once canciones, todas cantadas en castellano. Canciones en la que Leonor susurra y en las que levanta la voz descarnada e insólita. Canciones con colaboraciones como las de Enrique Bunbury o Fito Paez. Músicas que suenan a boleros eternos, a blues infinitos, a jazz vocal crepuscular, a sofisticados arreglos y mimosas caricias de los instrumentos sobre las que parece flotar la voz de Watling con un registro deslumbrante. Cuidado y embaucador.
Porque así es como suena El Porvenir, la canción que da título al álbum, y se adivina la trascendencia clasicista de todo el trabajo. Aparece rumboso Dinero y quedamos desconcertados los seguidores de la banda. Como se escucha el aire universal del Ay Pena, penita, pena de Quintero, León y Quiroga o una de las canciones más pop de su historia, Te Vas. O una de las más hermosas que han grabado, Yo Sola. Para cuando el álbum acaba, aparece una caricia llamada Descansa en mi. Una letanía a modo de epilogo que subraya que la música, es una de las cosas más maravillosa que tenemos para vivir cada momento del ahora y de los que vengan. Un buen disco. Gracias Marlango.