Mujeres y niñas, son asesinadas, y muchos, miran para otro lado. Como si no importara, como si no fuera para tanto, como si las víctimas se lo merecieran.
Sucede en Ciudad Juárez, en México, donde se estima, desde 1993 a la actualidad, han muerto más de 3.000 mujeres y más de 600 han desaparecido. Y se las mata porque sí, porque son mujeres, porque son jóvenes, porque son pobres, y porque quienes lo hacen, pueden hacerlo.
A la gran mayoría de ellos no se los encuentra, no se los investiga, y una arraigada cadena de silencios, complicidades e indiferencia parece protegerlos. La pieza le da voz a las víctimas y a sus familiares. Y procura mostrar que las mujeres asesinadas no son un número, sino que por el contrario, tienen nombre, rostro, una historia y muchos sueños truncados. Allí están sus madres, sus hermanas, sus amigas, primas y maestras, y hasta el diario íntimo de una de ellas, dando testimonio del horror, de la sinrazón, de la injusticia, del dolor sin fin.