La obra plantea un universo de seducción y sexualidad, en una atrapante trama que ficciona un ensayo de un espectáculo con pretensiones de ser un gran show. Lo cierto es que queda a mitad de camino por la rebeldía de uno de sus integrantes, quien frustrado y paralizado por la languidez posmoderna, sumerge a todos en la búsqueda de la verdad y la originalidad. “Chicos malos” no tiene historia, pero sí elementos “reales” para exponer verdades.
En palabras de su director Gabriel Gavila, es “teatro vivo, roto y punk”. "Es un procedimiento teatral protagonizado por un puñado de 'machos' de distintas etnias. Una suerte de deidades con conflictos humanos. Se supone que todos son anti-modelos masculinos, ejemplos de machos rebeldes. Todos confrontan con una ficción que se niegan a trasparentar”, asegura.
Es un show freak performático en donde ocho varones “se exponen peleando con la propuesta estética establecida por el relato dramatúrgico. La búsqueda de la verdad, la originalidad y el esnobismo representan la construcción del hecho teatral in situ en este montaje”, y continúa: “Se trata de un video clip teatral, es una crítica al teatro desde el seno del teatro mismo, es el éxito y la frustración, el amor y el sufrimiento amenizado con estética de languidez posmo-teatral”.
Dirección: Gabriel Gavila //