Un imperio en decadencia aparece sintetizado en la locura de Calígula, y aunque esa alegoría está presente en el film, es evidente que para los realizadores el estado mental del emperador era mucho más importante como excusa para poner en escena toda clase de vicios, desde orgías con sexo explícito hasta una curiosa máquina para decapitar.
Es considerado el primer film pornográfico que tuvo un elenco respetable, el costo de una superproducción y una distribución mainstream, aunque en la Argentina hubo que esperar algunos años, hasta que la censura fuera abolida, para poder verlo.
Dirección: Tinto Brass //